*peña, el Corrupto
*Los Peores del mes
Por Rafael Loret de Mola
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Hace unos días conducimos al señor peña al inframundo de la corrupción, citándolo como la cumbre misma de esta condición cuyas garras han destrozado al espíritu nacional. Algunos de los seguidores de Facebook, acaso prejuciados por sus propios intereses, alegaron que no podía dársele a este mandatario esta graduación a sabiendas de otros que, de acuerdo a sus propios cálculos, le robaban protagonismo, sobre todo carlos salinas de gortari a quien Andrés, el icono de la izquierda, califica como el mafioso mayor e incluso llegué a escucharle un juicio preciso contra él:
“Lo mío contra salinas –me dijo López Obrador hace años, cundo aún nos visitábamos mutuamente para almorzar platillos yucatecos-, sí es personal; y lo es porque no quiero que mis hijos y los hijos de éstos vivan en un país dominado por delincuentes; y él es quien encabeza a todas las mafias.”
Tal pensamiento lo ha sostenido, con una terquedad que raya en la obsesión, y acaso le ha servido para situar en el pasado sus fobias con tal de no entablar forcejeos con los pillastres actuales en el poder, concentrándose en las dirigencias partidistas, incluyendo su antiguo instituto, el PRD, en donde un buen porcentaje de la izquierda permanece con tal de no sumarse a la gesta de la egolatría en torno al tabasqueño más célebre de los últimos tiempos, desde Carlos Madrazo Becerra por decir, de quien parece, en ocasiones, su heredero, por encima de las ruindades políticas de Roberto, el hijo descarriado del priismo rastrero y cómplice, al que su progenitor detestaba, y cuyas aspiraciones presidenciales sucumbieron, rudamente, en 2006.
En materia de corrupción, en ninguna época se habían alcanzado los niveles actuales y, como ya señalé, basta con observar los rubros petroleros y de constructoras favorecidas, in extremis, para situar los grados de inmoralidad pública del régimen federal todavía en curso. No hace falta ser auditor “profesional” para percatarse de los excesos, sin precedentes, del mandatario y su familia, favorecedores de comisiones millonarias como nunca antes. El señalado salinas, a la par con el olvidado miguel alemán valdés, a quien se catalogó como ladrón porque por todo cobraba comisiones –en la época en la que surgió Emilio Azcárraga Vidaurreta como el zar de la televisión incipiente, nunca llegaron a los extremos brutales de la actualidad; siquiera los mencionados dejaron algunas huellas en infraestructura que paliaron su devastador desempeño.
Pero lo de ahora no tiene parangón. Han robado a manos llenas y la corrupción ingente se ha extendido por todos los rincones del suelo patrio. En una nación civilizada, ahora mismo estaría enjuiciándose al titular del Ejecutivo federal por peculado, lavado de dinero y acuerdos soterrados non santos en medio de decenas de escándalos que por extensos saltaron a la opinión pública pese a los intentos de ocultarlos, como en el caso ominoso de la matanza de Tlatlaya, en el Estado de México, que llegó a nuestras manos seis meses después de ocurrid y gracias a los servicios de la AP, la agencia de noticias estadounidense que exhibió fotos de aquella masacre sin “responsables” hasta hoy.
¡Y miren que hemos aportado datos como la sombría ruta de los ochenta millones de dólares que el ejército encontró en una casa de seguridad en San Pedro Limón –la pequeña población donde ocurrieron los hechos- y cuyo destino no pudo ser otro que las oficinas del general secretario y del “comandante en jefe”!
La Anécdota
Hagamos nuestra revisión acostumbrada sobre los peores gobernadores del país en el lapso de lo que va del segundo semestre de 2017:
1.- Miguel Ángel Yunes Linares, de Veracruz, en donde los asesinatos de dos colegas pinta a la represión ejercida y perfila el panorama para que alguno de sus herederos retome el trono de Yuneslandia, para vergüenza nacional.
2.- Rubén Moreira Valdés, de Coahuila, cuya intervención directa marca el fraude electoral mientras el PAN recula lastimosamente ante la cercanía de las campañas presidenciales.
3.- Javier Corral Jurado, de Chihuahua, hablador por esencia, quien ha dejado al descubierto las espaldas como signo de arreglos inconfesables.
4.- Francisco García Cabeza de Vaca, de Tamaulipas, quien ha prolongado el considerando de estado fallido en su territorio y bajo el fuego constante de los cárteles en pugna: el del Golfo y los Zetas.
5.- Kiko Vega de Lamadrid, de Baja California, que de península a península ha creado su propia “casta divina” para favorecer a los mayores predadores del país, comenzando con los fox y los Hank en plena debacle de la moral política.
Ya sé, faltan muchos, uno sobre todo: Quirino Ordaz Coppel, de Sinaloa, representante de los “capos” ante la Presidencia, para “palomear” a futuros candidatos que andarán por una senda tersa mientras alrededor la barbarie se dispara.
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E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com
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